«Para mí la felicidad siempre habría de ser clandestina« dijo mi adorada diva literaria Clarice Lispector. Esta frase, que además es el título de un relato magistral de la autora y también de uno de sus mejores libros es la que he tomado de prestado como título de la nueva etapa que comienzo. La ‘Felicidad clandestina’. Así quiero que sea todo lo que está por venir. Porque los tiempos no están para ir de feliz por la vida, pero se puede ser feliz, claro que sí. A pesar de tantas sombras que quieren amargarnos la vida. Es más, hay que ser felices.
Pero cada cual a su manera. Clandestinamente o a voces, pero felices.
Es para lo que hemos nacido: para buscar instantes en nuestra vida en los que rozamos la felicidad. Instalarse en ella, buff, eso ya es para nota, para los que han alcanzado el nirvana, el paraíso en vida y van de satori en satori como quien corre por el aire saltando de mariposa en mariposa. No es mi caso, claro. Pero algo si que he catado ya de esta felicidad. Y ahí quiero seguir por lo que me quede. O por lo menos intentarlo.
Vivir el día a día, por lo menos, con algunos instantes de felicidad. Con eso basta. Así que ánimo, intentadlo también vosotros. Hala, a ser felices. Y a contarlo, a escribrirlo, o a compartirlo, claro.
No todo lo que se escribe sobre él merece crédito. Además, a veces creo que se escribe demasiado.
Por mi parte, me gusta Clarice Lispector y lo que escribes. Su lectura es un rato de felicidad.
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Gracias. Creo q Clarice tiene un toque muy especial en lo q dice y en como lo dice. Es divina.
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“Alguna vez , aunque parezca sueño,
invención o blasfemia,
me he sentido feliz. Mas fue tan rápido
que no quedó para poder mostraros
al menos un mechón,
una señal o brizna de aquel caso
que ya es historia por la piel
y quema.”
Javier Egea.
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Un poeta bien infeliz Egea. Pero grande.
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Pues también fue feliz.
Y nos hizo felices,
que yo lo vi.
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Es un consuelo saberlo. Todo lo q leo sobre él es de tristeza, dolor o sufrimienro.
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Reblogueó esto en El Oteador – Edición semestral on-line / ISSN 1988-2947.
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